Todos los amantes de los libros sueñan con montar su librería.
Después la vida nos da la oportunidad de hacerlo a unos cuantos, que nos sentimos afortunados porque hacemos la librería que queremos tener, defendemos los libros que sabemos defender, montamos los actos a los que a nosotros nos gustaría asistir, y porque podemos conversar con lectores y compartir lecturas.
Luego viene la realidad a decirnos que una librería son también albaranes, descuentos, facturas, devoluciones, paquetes de ida y de vuelta, reclamaciones, reclamaciones de las reclamaciones, mails, comerciales, editores, distribuidores,…
Y todo, con las puertas abiertas al público y con conversaciones, anécdotas, experiencias, que superan las tramas de muchas novelas…
Y por supuesto, con todas las horas acumuladas en las espaldas.
De todo esto nos habla la autora, que montó casi por una carambola una librería que ya ha cumplido diez años, y que se convirtió en librera.
Igual habrá que pensar en montar algo alrededor de este libro, y traernos unos cuantos libreros para que nos cuenten… ¿vendríais?